domingo, 26 de junio de 2011

ALGUNAS PAGINAS QUE FRECUENTO

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CAMINANDO

Iba caminando tranquilo por las calles de Buenos Aires. El sol pegaba suave en la hermosa tarde de otoño y había una suave brisa que me acompañaba.
Salí de mi departamento para comprar cigarrillos y distraerme un poco de tanto trabajo. Como en casa estaba vestida con lencería, solo tuve que ponerme unos pantalones, una remera y un buzo, asi podía seguir sintiendo el agradable roze de la lycra de mi bombacha y la suavidad de las medias en mis piernas.
Al pasar por un negocio de lencería vi unas ropitas que me agradaban y entré en la tienda. No había gente esperando, asi que una hermosa vendedora se me acerca prontamente.
-Hola, ¿que anda buscando?
-Vi un conjunto en vidriera que me gustó y se lo quiero regalar a mi mujer ¿podrías mostrarmelo?
-Si, como no, ¿cual?, ya se, déjeme adivinar
La muchacha se dirije a unas cajas detras del mostrador y comienza a revisar.
-Seguro que es este ¿me equivoco?
Era un conjunto rojo de lycra  y raso, la bombacha era grande y de tiro alto y el corpiño era semi armado con aplicaciones de encaje.
-Exacto, veo que estas canchera.
-Es lo que mas llevan los maridos para sus mujeres, ¿que talle necesita?
-Mirá, mi mujer es grandota, debe ser 100 de corpiño mas o menos.
-Perfecto, adiviné hasta el talle. ¿Necesita algo mas?
-Si, me gustaria regalarle unas medias también.
-Supongo que talla grande también.
-Si, claro.
-Tenemos unas de supertalle muy buenas, son reforzadas, brillantes, muy suaves, super femeninas, de lycra.
-Dame en color negro y tostado, dos pares de cada una.
-Muy bien, ¿que mas?
A esta altura ya estaba enloquecido y me queria comprar todo, la chica era muy simpática y además no entraba nadie al negocio.
-Necesitaría pañuelos de seda, ¿tenés?
-Por supuesto, es una de nuestras especialidades.
Comenzó a sacar pañuelos de todo tipo, grandes, medianos, chalinas, todos de marca y de una seda espectacular. Elegí quince, ante la asombrada mirada de la vendedora.
-Parece que a su mujer le gustan mucho los pañuelos.
-Si, le encantan, usa muchos, se le gastan – ensayé como estúpida excusa.
-Bien, ¿necesita algo mas?
-Si, ¿tenés enaguas, combinaciones?
-Por supuesto, tenemos estas que son de satén, muy suaves, de cuerpo entero y de pollera solamente. ¿Cuántas necesita?
Eran hermosas, elegí cuatro de cuerpo entero y dos de pollera, todas de satén y distintos colores. Aprovechando me compre también 5 corpiños de lycra y raso de varios colores.
-Debe querer mucho a su esposa, casi como a usted mismo.
-Si, mucho.
-Tenemos una linea especial de corsetería, son girdless y corsetts, de muy buena calidad, ¿quiere verlos?
-Bueno, ya que lo decís
-Pase por aca.
Pasamos a un cuarto trasero de la tienda, atravesamos un pasillo y desembocamos en una habitación pequeña con montones de cajas en estantes.
-Perdóneme el desorden, mire hay cosas tiradas por todos lados.
Tomó un pañuelo que había en una silla y se lo coloca en el cuello.
-¿Le gusta como me queda?
-Si, muy lindo.
-¿Quiere probárselo?
Eso me sorprendió, no tenía en cuenta esa pregunta. Me derretía por probar ese pañuelo, pero no podía quedar en evidencia.
-No gracias, a mi no me gusta usar pañuelos.
-Vamos, no me haga reir, yo se lo pongo.
En un instante la tenía a mi lado, me pasó el pañuelo por detrás de el cuello y cuando quise decir algo en lugar de en mi cuello me hizo un nudo en la boca, amordazándome.
-Ni se te ocurra decir nada ni resistirte porque salgo corriendo y armo un escándalo terrible en la calle.
Me quedé paralizado. Tan paralizado que la vendedora me sentó en una silla y comenzó a atarme a ella con medias y pañuelos que había desparramados en el lugar. Una vez inmovilizado, me saca la billetera del bolsillo.
-Vuelvo enseguida, estate quieto y callado.
Como para no estarlo, atado y amordazado no podía hacer otra cosa. Encima de secuestradora, ladrona. Se había llevado mi billetera con toda la plata, tarjetas, documentos, todo ¡!!!!!!!!!
Vuelve como a los 15 minutos con mas pañuelos en las manos y mi billetera.
-Ya se todo de vos bombón. Se que vivís solo, asi que toda la ropa que compraste es para vos, no para tu esposa. Me lo sospechaba pero quería confirmarlo. Tu documento me sirvió para averiguar alguna cositas, asi que como nadie te va extrañar, nos vamos a divertir un rato.
-Claudia !!!!, Nati !!!!
Por detrás de mí entran 2 morochas hermosas con delantales color celeste tipo médicas. Una era como de 1,85, robusta, la otra era mas menudita pero muy tetona. Me alzan con la silla y todo y me meten por la puerta por la que entraron, era un ascensor y nos dirigimos al sótano.
-¿Así que te gusta usar ropita de señora bebé? – Dijo Claudia
-Te vamos convertir en una auténtica dama, linda. – sentenció Nati
A todo esto, la vendedora (que todavía no sabía como se llamaba), se acerca a mi cara.
-Y cuando ellas terminen vas a ser toda mia. Antes de empezar amordácenla bien, no pueden oirse gritos arriba. Una vez cambiada y lista la atan bien en el sillón y vienen a atender el negocio.
-¿Podemos jugar un ratito con ella antes de subir?
-Bueno, pero solo diez minutos.
Donde estoy metido. Que dos mujeres estén vistiéndome era mi sueño, pero no por la fuerza. Claudia toma una bombacha de una caja, me saca el pañuelo de la boca, me mete la bombacha y me ata nuevamente el pañuelo pero esta vez lo ata en la nuca, imposible pronunciar palabra. Me desatan de la silla y me desvisten por completo, atan mis manos adelante con sogas y me llevan a un baño contiguo. Atan mis manos a una barra que estaba en la pared bastante separada del techo asi que quedé con mis brazos hacia arriba casi en el medio del baño. Claudia y Nati empiezan a mojarme las piernas y me empiezan a poner crema de afeitar, iba a ser depilado. Menos mal que no era con cera. Me depilaron las pierna, un poco en la entrepierna, las axilas y los poco pelos que tengo en el pecho, sacaron el pañuelo que cubría mi boca, con expresa orden de no escupir la bombacha, y me afeitaron mi incipiente barba y bigote. Luego me volvieron a poner la mordaza. Finalmente me  secaron y perfumaron todo el cuerpo.Desatan mis manos de la barra y me lleva a la habitación. Comenzaron a traer una cantidad de ropa tremenda. Primero me pusieron una bombacha de lycra negra muy ajustada, tiro alto que me comprimia un poco la pancita, luego un corpiño, tambien negro, armado y lo rellenaron con pañuelos haciéndome una buenas tetas. Luego me colocan un par de medias muy brillantes color tostado. Trajeron un hermoso corset de lycra y raso y comenzaron a colocármelo. Les dio bastante trabajo, tiraban una de cada lado los cordones y a mi se me dificultaba la respiración, pero le sensación era hermosa. Luego me pusieron otro par de medias, estas de color negro, que agarraron a las ligas del corset. Me pusieron una blusa de raso roja, una pollera tubo, muy ajustada, tambien de raso color verde, unos zapatos de unos 5 centímetros de taco, hermosos, y me pusieron un pañuelo Hermes en el cuello, muy formal. Me sentaron en la silla, ataron mis manos a la espalda. Me sacan el pañuelo de la boca y me quitan la bombacha que tenía dentro.
-No grites y no hables, preciosa.
No se porque me advirtió, al segundo tenía otra bombacha metida en mi boca, impidiéndome hablar.
Comenzaron a maquillarme, por supuesto yo no veía lo que hacían pero empezaron a ponerme rubor, pintaron mis ojos, me los delinearon y pintaron mis labios. Finalmente me pusieron una peluca rubia, de cabellos largos y lo terminaron con un pañuelo atado en mi cabeza tipo Grace Kelly, cruzándolo debajo de mi barbilla y atándomelo a mi nuca.
-Estas preciosa !!!!!
-Nuestra ama Fernanda va a estar muy contenta.
-Antes de entregarte, vamos a jugar un poquito con vos.
Me desataron de la silla y me ataron las manos a la espalda. Claudia me obliga a arrodillarme delante de ella, me quita la bombacha de la boca se levanta la pollera. Era una travesti !!!
-Dale linda, empezá a besármelo.
Comenzé a besar su pito a travez de la lycra de su bombacha, ella acariciaba el pañuelo que envolvía mi cabeza, la escuchaba gemir mientras sacaba el pito de la bombacha y comenzaba a metérmelo en la boca. Nati se arrodilla a mi lado, me saca el pito de la boca y comienza meterme su lengua, deliciosa, suave, tierna. Claudia seguía acariciándome la cabeza. Vuelve mi boca a su pito. Me sentía totalmente entregada a ellas, mi sumisión era total. Nati acaricaba mi culo y mis piernas. Todas gemíamos, todas gozábamos.
De repente la puerta se abrió
-¡¡Que carajo están haciendo!!!!!!
Era Fernanda, la vendedora. Hecha una furia.
-Les dije que me avisen cuando estaba lista mi puta !!!!!
-Si, ama, pero nos permitiste gozarla unos minutos.
-¡¡Basta!!. Se acabó, ahora es mía y ustedes dos vayan a trabajar
Claudia y Nati se retiraron dejándome arrodillada en el piso y a merced de Fernanda.
-Ahora si que te tengo toda para mi.
Fernanda me ayudó a levantarme y me llevó hasta un gran sillón de tres cuerpos que había en un rincón. Primero me amordazó con un pañuelo y luego me acostó en el sillon , me ató los tobillos al apoyabrazos y mis manos las dejó detrás. Trajo varios pañuelos y se montó sobre mis pechos.
-Vas a saber lo que es gozar. Lo que te hicieron esas dos, no se compara con lo que vas a gozar conmigo.
Yo estaba preparada para cualquier cosa. Lo único que faltaba era que ella también sea travesti.

Estaba en manos de Fernanda, la vendedora de lencería que me secuestró, me tenía tendida en un sillón, las manos atadas a la espalda y mis tobillos atados al apoyabrazos del sillón en el que nos encontrábamos. Estaba montada sobre mi pecho y me había tirado como diez pañuelos sobre el cuerpo y la cara.
Se baja de encima mió y empieza a levantarme la pollera, me baja la bombacha y las medias, mi miembro quedó expuesto en una erección total.
Se arrodilla en el sillón pero esta vez mi cabeza queda entre sus piernas, enfundadas en medias de lycra negras. Me saca el pañuelo de mordaza y con otro me venda los ojos.
-Ahora vas a chupar hasta que te canses, putita.
Puso su concha sobre mi boca y se tendió sobre mi en un 69 maravilloso.
Ella no me la chupaba, solo acariciaba mi miembro y mi entrepierna con un pañuelo. A veces me daba besos en la cabeza. Pero yo debía meterle la lengua hasta el fondo. Gemía como loca, estaba en el extasis total hasta que acabó y yo debía chuparme todos sus jugos.
Una vez que acabó, se bajó de mi y me metió una bombacha en la boca y la aseguró con un pañuelo.
No podía ver lo que hacia, pero sentí que se prendió un cigarrillo y se sentó a mi lado.
-Soy un fenómeno para darme cuenta de quienes viene a comprar ropita para ellos y no para sus mujeres. Son muchos mas de lo que vos crees. No a todos los agarro porque algunos vienen a comprar dos pavadas y se van, pero por la cantidad de cosas que comprabas y lo entusiasmado que estabas, me dije que ibas a ser mio si o si.
-Mmmmmmmmffffffffff, mmmmmmmmmmfffffffffff
-No, ni loca te saco la mordaza, no es momento de hablar, es momento de seguir jugando. ¿Te gusta morder la bombachita, no?. Mejor asi, porque la tendrás un largo rato en la boca.
Desató mis piernas del apoyabrazos y me condujo hasta el centro de la habitación. Desató mis manos y las volvió a atar pero por delante. Toma mis brazos y siento que los ata a otra soga. De repente siento como mis brazos son elevados, tensa la cuerda y quedo con mis brazos totalmente estirados, casi colgando. Todavía tenía la pollera en la cintura y la bombacha y las medias casi por las rodillas. Me empieza a acariciar nuevamente con pañuelos pero esta vez empezó en el culo, me lo pasaba suavemente, me producia una exitación terrible, me daba besos negros, por momentos paraba, se ponía adelante mio y se introducia mi verga en el culo, me amenazaba con que no acabe y yo no sabía como hacer, pero ella tenía un manejo increíble de los tiempos y siempre me dejaba con las ganas.
Al rato de este jueguito, ella acabó y yo otra vez me quedé pagando.
-Estas medias que te pusieron son muy feas, vamos a cambiártelas por otras.
Me sacó las medias y la bombacha, el portaligas y las otras medias.
-MMMMMMMfffffffffffffff,mmmmmmmmmmmffffffffff
-No te voy a sacar la mordaza, a lo sumo te saco el pañuelo de los ojos.
Asentí con la cabeza y me sacó la venda.
-Ya vengo, no te vayas
Como para irme estoy, colgando del techo y semidesnuda
Volvio rápido con banstante ropa, me colocó una bombacha color rosa de lycra, un par de medias negras muy suaves, hermosas, de seda y otra bombacha mas grande sujetando todo. Ató mis tobillos y mis rodillas con mucha soga y me descolgó. Detrás mio colocó una silla y me sentó. Desató mis manos y me las volvió a atar detrás del respaldo de la silla. Agarra mis piernas y las empieza a atar a la soga del techo, empieza a tirar y mis piernas se comienzan a elevar, a su vez el respaldo de la silla se comienza a inclinar, de modo que quedé con las piernas hacia el techo formando un angulo de 90 grados con mi cuerpo.
Me saca la bombacha grande, las medias y la otra bombacha pequeña, dejando mi culo expuesto por completo. Me lo empieza a cariciar con un pañuelo muy suavemente, mi exitación crecía terriblemente. De pronto deja el pañuelo enganchado en mi culo y se va. A los 5 minutos entra Claudia, la travesti y Fernanda detrás de ella. Fernanda traía varios juguetes de diversos tamaños en la mano. Me horrorizé. Yo era virgen, jamás me habían penetrado con nada.
-Mmmmmmmmfffffffffffff, mmmmmmmmfffffffffffffffffff
-¿Qué pasa, porque esa desesperación?. Ya se, sos virgen, no te preocupes, no te va a doler, vas a ver que bueno que es. De acá nadie sale sin ser desvirgada.
Claudia se sentó sobre mi pecho y peló su tremenda verga, mientras Fernanda acariciaba suavemente mi culo e iba introduciendo su dedo para ir dilatando.
Claudia me saca el pañuelo y la bombacha de la boca e introduce su pija, obligándome a chuparla.
-Vamos a ponerte uno chiquito ya que sos virgen. Primero voy a colocarte un vibrador asi sentís bien lo que es un lindo juguetito adentro. Amordazala Claudia, por si grita.
Claudia me vuelve a meter la bombacha en la boca, la asegura con el pañuelo y me pone otro pañuelo mas encima.
Comenzé a sentir el vibrador entrando en mi cola, no sentía dolor, solo una hermosa sensación de placer. Cuando Fernanda encendió el vibrador, todo mi cuerpo se estremeció. Un suave cosquilleo recorrió todo mi cuerpo y mi exitación llegó a lo máximo. Claudia me saca los dos pañuelos y la bombacha de la boca y me obliga a seguir chupándola. Fernanda me acariciaba las piernas y me las besaba, acariciaba mi culo y mis muslos. Cuando ya estaba por acabar, Fernanda con un rápido movimiento, cubre mi pito con un pañuelo y alli derramé toda la leche que tenía acumulada, fue una acabada fantástica.
Claudia retira su pedazo de mi boca y vuelve a amordazarme. Fernanda saca el vibrador y siento que me coloca otra cosa en la cola. Después de limpiarme bien, me acomoda la bombacha pequeña, me pone las medias en su lugar y por último la bombacha mas grande sujetando todo.
-Te puse un juguete pequeño, asi vas a ir a tu casa y cada vez que te lo pongas te vas a acordar de nosotras.
Me bajaron las piernas y me dejaron alli atada y amordazada por una media hora mas.
Vuelven Claudia y Nati y comienzan a desatarme. Me desatan pero me dejan la mordaza y me ponen un pañuelo en los ojos.. Me la pollera, la blusa, el pañuelo del cuello, el corsete, el corpiño, la enagua y me colocan mi camisa y mi buzo. Luego me colocaron los pantalones pero me dejaron las medias y las bombachas y el bendito tapon  en la cola. Claudia me saca el pañuelo de la boca.
-No te saques la bombacha de la boca, vamos a sacarte el maquillaje.
Me atan otra vez a la silla y me empiezan apasar una crema por toda la cara y luego limpian con una gasa.
-Miráte, no te quedó nada de maquillaje, es especial, asi no pasás papelones por la calle.
Verdaderamente no había quedado nada. Me ponen las zapatillas, me desatan de la silla y me llevan hacia el salón de venta. Antes de entrar, Claudia me saca el pañuelo de la cabeza y la bombacha de la boca, me acomoda un poco el pelo, me da un vaso de agua y me da un beso en la boca.
-Volvé cuando quieras, nosotras te vamos a estar esperando.
En el salón estaba Fernanda esperándome con todos mis paquetes hechos y algunos regalitos mas.
-Ya te hice el cupón de la tarjeta de crédito, firmalo y listo.
Firmo el cupón, agarro mis paquetes y me dispongo a irme.
-Vuelva cuando quiera, es un placer atenderlo
Salgo de la tienda, habian pasado 3 horas desde que entré. Vuelvo a mi departamento. Me costó un poco disimular el tapón que tenía en la cola al caminar. Pero cuando llegué a casa, en vez de quitármelo, decidí dejarlo en su lugar y me senté a seguir escribiendo.
FIN                                                                  sedosa@24horas.com


domingo, 19 de junio de 2011

Relato 1

Mi Masajista  1


Hace algunos meses me sentía muy cansado y decidí darme un masaje para relajarme. Como era sábado, llamé a Sandra, mi masajista, amiga también de mi esposa y le pedí turno en su consultorio para las 11 de la mañana. Yo sabía que solamente hasta las 12 del día trabajan normalmente los sábados en el edificio donde ella atiende. Llegué 20 minutos después de la hora y allí estaba mi masajista Sandra, una mujer de 35 años, alta como de 1.72 Mts., piel trigueña, labios gruesos y cuerpo atlético; bromeaba con Marina, su compañera de consultorio, una odontóloga de 25 años aproximadamente, de cabello rubio y ojos claros. Las dos compartían el sitio desde hacía un año. El Novio de Marina, un ingeniero de 30 años estaba esperándola para ir a almorzar y luego volver a reparar un equipo del consultorio aprovechando la tarde del sábado.
Después de los saludos formales, ingresé al consultorio de Sandra  donde además de una camilla, había un pequeño gabinete con varios cajones y estantes para los equipos y una mesita con un contestador telefónico. Una vez me desnudé completamente y me cubrí mis partes íntimas con una pequeña toalla, Sandra inició su tarea. Al cabo de unos minutos, Patricia y su novio salieron y quedamos solos en el consultorio. Al poco tiempo, sonó el teléfono y Sandra activó el altavoz para contestar y no interrumpir su labor. Era una amiga invitando a Sandra a partir la torta de cumpleaños de otra amiga en una oficina cercana al otro lado de la calle. No puedo ahora, le dijo Sandra pues estoy  con un cliente y todavía no termino. Son solo 15 minutos le dijo su amiga, tu cliente te espera y si lo dudas pues átalo a la camilla para que no escape. Sandra me miró y sonrió, no es mala idea me dijo en voz baja. Bien, allá estaré pero solo unos minutos. Dicho esto, Sandra se quedó pensativa unos segundos y luego de uno de los cajones del gabinete sacó varias pañoletas y las puso en la camilla. Qué vas a hacer?  le pregunté sorprendido. Necesito que me esperes mientras regreso y quiero asegurarme de eso. Mientras respondía ya me estaba atando las manos en los laterales de la camilla. Con dos pañoletas rojas de seda ató fuertemente mis manos en forma tal que era imposible alcanzar los nudos pues los cerró debajo de la camilla. Luego me ató los pies abiertos y extendidos en los extremos de la camilla, usando dos pañoletas blancas, cuyo contacto con la piel me hizo sentir alguna excitación. No es necesario que me ates dije algo preocupado pues nunca me había pasado algo así. Sandra no respondió y se limitó a atarme una pañoleta pequeña en el cuello, unida al tubo superior de la camilla para que no pudiera levantar la cabeza. Estaba totalmente inmovilizado. Sandra solamente sonreía y me miraba burlonamente. Bajo la pequeña toalla, mi pene empezaba a levantarse y Sandra lo notó. Creo que la toalla te acalora mucho, te pondré más cómodo; quitó la toalla y me cubrió con una gran pañoleta de seda roja cuyo contacto suave con mi pene y bolas me hizo tener una fuerte erección. En este momento tomé la decisión de decirle seriamente a Sandra que no continuara pues a las 2 de la tarde mi esposa, quien sabía que iría donde Sandra por el masaje,  me esperaba para ir al cine. Pero justo en ese momento, abrió su cartera, sacó un pañuelo blanco y lo metió totalmente en mi boca, tomó un rollo de cinta adhesiva y cubrió mi boca dando tres vueltas alrededor de la nuca. Estaba amordazado y aunque traté de expulsar la mordaza solo gemidos salieron de mi garganta. Estaba totalmente en poder de Sandra. Listo, regreso pronto y seguimos con el masaje dijo Sandra tomando su cartera, pero cuando ya iba a cerrar la puerta regresó y tomó una pañoleta negra pequeña y la ató sobre mis ojos y luego ató otra pañoleta negra muy grande encima dándole 2 vueltas en la nuca, apretándola muy fuerte. La oscuridad fue total. La espesa venda no permitía ni un rayo de luz. Sandra me acarició la cabeza y salió cerrando con llave la puerta mientras yo luchaba inútilmente con mis ataduras, venda y mordaza. Pasados unos minutos escuché en el pasillo los pasos de las últimas personas que salían de sus oficinas al descanso del fin de semana y luego el silencio fue total. Creo que solo mis gemidos bajo la mordaza eran señal de vida en todo el edificio.
Me puse a analizar mi situación y mis inquietudes crecían, si Sandra se demora? Si se olvida de mí? Si le pasa algo? Podría quedarme atado hasta el lunes. Además, mi esposa me espera a las dos de la tarde y si no llego sería difícil explicarle. Con desespero traté de levantar la cabeza pero la pañoleta del cuello me recordó que mi inmovilidad era total. Empecé a sentir una extraña sensación de excitación y temor. Mi pene rozaba suavemente la pañoleta que me cubría lo que aumentaba mi excitación. No se cuanto tiempo había pasado y de pronto sentí que la puerta del consultorio se abrió y alguien entró. Sentí alivio al pensar que Sandra regresaba a liberarme. Sin embargo, no escuché su voz. Sentí que quien entró estaba al lado de la camilla pero nada decía y solo me miraba. Empecé a luchar con la mordaza para confirmar que era Sandra pero ningún sonido podía salir de mi boca. De pronto sentí que quitaban la pañoleta que me cubría y que la usaban para acariciar mis bolas y el pene. La erección fue total. Mis ojos vendados no solo me tenían en la más absoluta oscuridad sino que me hacían sentir completamente vulnerable y desesperado al no poder identificar a quien me agredía. Juguetearon con mis bolas y pene envolviéndolos una y otra vez con la pañoleta. De pronto sonó el teléfono y se activó el contestador, escuché por el altavoz a Sandra diciéndome que sus amigas no la dejaban regresar todavía pero que no se había olvidado de mí. Creo que Sandra ya había tomado algunos tragos y su voz era de alguien que se divierte mucho. Entonces quién estaba conmigo? Sentí verdadero temor y lo demostró mi lucha contra las ataduras; manos y pies se agitaban con desespero pero inútilmente. Mientras yo luchaba la persona conmigo pasaba la pañoleta de seda por todo mi cuerpo tratando de calmarme. Después de varios minutos sentí movimientos sobre la camilla y luego algo blando empezó a oprimir mi pene erecto; casi al instante entendí que alguien desnudo se sentaba sobre mí, tratando de introducir lentamente mi pene en su ano. ME ESTABAN VIOLANDO. A medida que mi pene entraba con mucha dificultad, sentía  una mezcla de impotencia, indignación y curiosidad. No sabía si el ano que estaba engullendo mi pene era de una mujer o de un hombre. Una vez dentro, mi agresor o agresora inició un movimiento rítmico que duró varios minutos hasta cuando exploté en un intenso orgasmo que de no haber estado amordazado se hubiera escuchado en todo el edificio. Así como llegó, la persona que se aprovechó de mi situación, se marchó silenciosamente, teniendo el cuidado de taparme nuevamente con la gran pañoleta de seda. Yo me quedé exhausto y me dormí hasta cuando sentí abrir nuevamente la puerta del consultorio. Esta vez sí era Sandra, quien con algunos tragos encima se disculpó por la tardanza, me desató y terminó de darme el masaje. Eran las 6 de la tarde; me dolían los brazos y el pene estaba adolorido. No le dije nada a Sandra y hasta hoy no sé quien fue mi agresor. Marina? El novio de Marina? O mi esposa en complot con Sandra,  pues ella no me reclamó el que no hubiera llegado a buscarla para ir al cine.